lunes, 21 de julio de 2014

La educación como herramienta transformadora, Entrevista a Ignacio Figueroa publicada en la Revista FEM Patagonia


El psicólogo y magíster en Desarrollo Cognitivo de la Universidad Diego Portales, Ignacio Figueroa Céspedes, participó en un encuentro organizado por Fundación Integra, donde profundizó en el desafío de la educación de liderar cambios en nuestra sociedad, a través de una enseñanza que respeta la diversidad, fomenta la participación y derriba barreras de aprendizaje.

“Es interesante visualizar que la educación tiene el desafío de liderar cambios necesarios en nuestra sociedad, la educación debe ser una herramienta de cambio real más allá del discurso”. Con estas palabras, el psicólogo y magíster en Desarrollo Cognitivo de la Universidad Diego Portales (UDP), Ignacio Figueroa Céspedes, plantea un desafío en la evolución del rol de las educadoras de párvulos, hacia la búsqueda de una pedagogía inclusiva y transformadora.

El profesional, quien participó en un encuentro de reflexión pedagógica de Fundación Integra, se refirió al desafío de buscar dicha transformación a través de una lógica de aprendizaje basada en la propia experiencia y reflexión de las educadoras.

“Una de las maneras que proponemos como Centro de Desarrollo Cognitivo es que para desarrollar espacios donde se respete la diversidad humana y las características propias de los sujetos debemos profundizar en una enseñanza diversificada, que acoja la diversidad como un valor y no un problema”, expresó Figueroa.

Desde esa lógica, en vez de pensar que el niño o niña tiene algún problema para aprender, el foco debe estar puesto en las dificultades que tenemos como adultos desde los sistemas educativos para acoger esa diversidad y desarrollar aprendizajes y participación de todos los actores.

 Educadoras, mediadoras e investigadoras.

Desde 2012, un grupo de educadoras de Fundación Integra de la región de Magallanes participa en la “Comunidad de Mediadoras”, iniciativa que surge a partir de cursos liderados por el psicólogo de la UDP sobre estrategias mediadoras para el aprendizaje, desarrollando herramientas de investigación –acción participativa– que permiten a las educadoras reflexionar desde su propia práctica y establecer acciones de mejora continua, respecto de la enseñanza y el aprendizaje.

“Esto dice relación con el aprendizaje en comunidad, entendiendo que la relación entre la teoría y la práctica es crítica en estos momentos en la educación, no podemos seguir transmitiendo contenidos que no tienen que ver con las necesidades prácticas y las motivaciones que tienen los sujetos para aprender”, afirma el profesional, señalando que “éstas son las relaciones que generan aprendizaje de otro orden, que buscan la transformación”.

El académico va más allá en su reflexión: “Pensemos en la realidad actual de nuestra sociedad: neoliberal, excesivamente competitiva, depredadora de contextos y culturas, con problemas ambientales, etcétera. Esto tiene que ver con una educación que ha formado competencias sin tener coherencia con los valores detrás de la educación”.

En este sentido, la intencionalidad de la acción educativa se vuelve relevante: “Es importante establecer la relación de cómo educamos con calidad, funciones del pensamiento y factores afectivo motivacionales en nuestros niños, desde un enfoque de justicia y equidad social, pero también cómo esta educación debe tener una intención que trascienda lo particular y lo disponga en un contexto social desde una perspectiva cooperativa, dialógica y democrática”.

El planteamiento del psicólogo también propone la identificación de ciertas barreras que tienden a limitar el aprendizaje para todos los niños y niñas, en un contexto que aspira a analizar en la diversidad qué es lo que necesita cada quien (inclusión educativa).

“Es necesario identificar cómo desde la sociedad vamos disponiendo barreras, principalmente, creencias a partir de ciertos diagnósticos clínicos que limitan, de un contexto social poco estimulante, la situación económica, etcétera, y establecer planes de acción que apunten hacia la inclusión y que nos involucren a todos como sociedad”, afirma Figueroa Céspedes.

“La lógica y avances de la neurociencia indican que todas las personas pueden aprender. El aprendizaje no tiene límites, la base es la estimulación, la confianza en el aprendiz, la interacción mediada y dialógica, la construcción de experiencias significativas que trasciendan lo concreto, intencionalidad clara y buscando el vínculo entre maestro y aprendiz. En este sentido, centrarse en el déficit de los niños resulta limitante y no puede ser excusa para no generar procesos de aprendizaje”, enfatiza. A continuación el extracto de la revista.


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